12 de julio de 2010

DOMINGO 11/07/10 - Pinar de Chiloeches

Distancia 30,5 km

Asistentes:
Amadeo
Dani
Lista de bajas:
Chema (Otitis filial)
Víctor (Grastroenterítis)

Tras un largo paréntesis, volvemos a tierras alcarreñas.

El moruno Amadeo nos preparó una ruta por un pinar muy parecido a nuestro Viso pero en versión un poco menos dura. Parte de esta ruta ya la realizamos anteriormente en la temporada pasada, por lo que quizás alguno recordéis la primera subida saliendo de Chiloeches, es una subida bastante técnica con un único paso para poder llegar arriba sin poner el pie en el suelo. Pasado este primer tramo, comienza la ascensión entre la sombras de los pinos, una subida tendida y agradable gracias a la temprana hora de la salida y la temperatura a cubierto. Tras la ascensión que coincide con la salida del pinar, comenzamos una bajada que prometía ser complicada pero que debido al paso de máquinas y cuchillas, se limitó en una baja en tierra suelta pero sin más dificultades. Eso sí, esta si la tenemos que hacer al revés, que me da a mí que será algo más dura que el Angliru (por técnica y por inclinación, aunque algo más corta). ya a la vuelta y viendo que podíamos estirar un poco más la ruta, a la llegada a Azuqueca decidimos recorrer la ribera del río lo que nos condujo a una finca privada donde nos llamaron la atención sutílmente, hecho que como siempre nos hace reflexionar y preguntarnos cuando vamos a investigar sobre la ley de propiedad o transito por los caminos "privados".
En fin, una ruta perfecta para la mañana del domingo, y plagiando a nuestro compañero, lo mejor la compañía.

10 de julio de 2010

VIERNES: 09/07/2010. NOCTURNA (EL VISO)

LA NOCHE ME CONFUNDE:
Hemos subido el Viso por su vertiente Norte, Sur, Este y Oeste, y como es lógico nos faltaba realizar la subida de noche.
Por fin pudimos disfrutar de la ruta Nocturna y el pasado viernes los morunos, Amadeo, Dani y Víctor, cumplimos, como siempre, el objetivo marcado.
Todo empezó a las 23:00, para tomar rumbo al Viso por su vertiente más dura, pero al llegar al rancho de los caballos, comprobamos que no estábamos solos, salía a nuestro encuentro un bonito y aterrador Mastín, que por suerte, dejó libre el camino, pero nos metió el miedo para toda la jornada, por lo menos a mí.

La subida nocturna, psicologicamente es mejor, puesto que no ves la inclinación que hay, y no sabes cuanto te queda para terminar la cuesta, destacar que la subimos sin parar y el Meridaman demostró que tiene su cuerpo y mente adaptada a su montura. Dani y yo, nos sabemos el recorrido con los ojos cerrados, pero ibamos todos en grupo para tener más luz.

Una vez arriba, comprobamos como la gente sigue dando muestras de su amor desenfrenado en pareja, entregándose al 100% ante una noche llena de estrellas y pasiones.


La bajada la hicimos a ritmo lento, disfrutando de los bancos de aire frio, que hacía las delicias de la noche, rodando despacio para observar el contraste entre la oscuridad del campo y la luces desordenadas de la ciudad.


Primera marcha nocturna, pero no será la última para los aventureros Morunos.
Como siempre, una ruta maravillosa con una compañía inmejorable.